-España -declaró el presidente hispano al cierre de la reunión de mandatarios europeos- no puede permanecer impasible ante la problemática situación que vive un país hermano, y que tantos compatriotas acogió en la segunda mitad del siglo XX.
Tras la construcción de los bares, se dará inicio a una segunda fase, denominada: "Estar en el bar como Dios manda". Debido a la enorme complejidad que esta segunda fase conlleva, España se comprometió oficialmente a enviar personal cualificado para resolver los problemas que fueran surgiendo, tales como el acodado perfecto en la barra, el uso de la confianza para dar perfecto asco, la total ausencia de complejos para hablar de casi todo sin saber de casi nada, etc., etc., etc.
En una tercera fase, se potenciarán las enormes posibilidades del bar como centro social, capaz de influir en la parroquia sobre la importancia que la productividad tiene sobre la economía del país, de tal manera que los alemanes lleguen a comprender los beneficios del chupito a las siete de la mañana para ir contentos a trabajar y con unas ganas locas de salvar a la empresa tú solo.
-Amigos europeos -decía el presidente hispano-, cuando caminando por Alemania se puedan ver carteles del estilo: "Bar Merkel, 26 botellines de cerveza y 2 tortillas de patata precocinadas 30 €", la crisis habrá sido superada con creces.
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