El presidente está un pelín preocupado porque está bajando en las encuestas. De repente se le ocurre una idea brillante: 399 euros por cada niño o niña que nazca en el reino, sin atender al más mínimo criterio de proporcionalidad en cuanto a la renta individual, es decir, quinieurista, mileurista o millonario.
Lógicamente, tras anunciar la noticia, el sector de los cochecitos y todo lo necesario para el bebé sube los precios de sus artículos, con lo cual los quini y los mil se quedan como estaban, y los millonarios tienen para la mariscada de cada día.
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