Ha llegado la temporada de las fresas a nuestra huerta, lo que significa una fiesta diaria a la hora del postre. Y es que una vez que has probado las fresas cultivadas con cariño y maduradas al sol no quieres otras. Así que os animo a todos a plantar unas cuantas matas de fresa incluso en una jardinera en la terraza, porque no necesitan casi ningún cuidado y son tremendamente agradecidas. Además, una vez que la planta se ha asentado donde está plantada, empieza a "multiplicarse". A mediados de la primavera, después de que hayan salido las primeras fresas, le crecen unos tallos largos llamados estolones que cuando alcanzan cierta longitud echan raíces y hojas y generan una nueva plantita de fresa. Solo hay que meter la parte con raíz en otra maceta y pasadas un par de semanas, cortar el tallo que la une a la planta madre. Y así de fácil va creciendo y creciendo el huerto de fresas, ¡hasta que ya no sabes qué hacer con ellas!
Y para animaros aún más, me gustaría compartir una forma de preparar las fresas que me ha enseñado mi madre. Las fresas cultivadas en huerta suelen ser dulces y no hace falta añadirles nada, pero cuando recoges medio kilo diario, te apetece variar un poco. Para esta recetilla solo hace falta medio kilo de fresas, dos cucharadas de azúcar y una cucharadita de vinagre. Hay que cortar las fresas en cuatro trozos, espolvorearlas con el azúcar, añadirles el vinagre y remover todo bien. Luego conviene dejarlas reposar unas horas, o mejor toda la noche, para que las fresas se maceren. El vinagre intensifica mucho el sabor de la fresa y queda un postre delicioso.
¡Que las fresas invadan todos los balcones!
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