Mi madre no sabe escribir la palabra ecologista. Quiero decir que tres de cada dos veces la escribe con h (hecologista). Aun así, cada vez que sale de casa a hacer la compra, lleva una bolsa de tela confeccionada con sus propias manos.
Por mi parte, yo, que sé escribir ecologista en varios idiomas y dos lenguas muertas, casi siempre que voy a hacer la compra vuelvo con varias bolsas de plástico.
La generación de mi madre tuvo que afrontar el reto que suponía vivir en la escasez, y ante la necesidad concreta de una bolsa, respondió haciéndosela ella misma.
Mi generación tiene que afrontar el reto que supone vivir en la abundancia, y ante la necesidad concreta de una bolsa, responde usando y tirando una bolsa de plástico más.
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