El otro día estaba ojeando el periódico
sentado en el banco de un parque cercano
mientras miraba distraídamente el paso
de los bonitos pantalones minifalda de un señor mayor,
cuando reparé en una pequeña planta
que no tenía por qué estar allí.
Sin pensar si hacía bien o muy bien,
valiéndome de una herramienta muy útil
que siempre viene conmigo, pude sacarla
con tierra y raíz y llevármela a casa.
Desde entonces, intento descubrir
qué planta es, sin el menor éxito.
Las hojas parecen de albahaca,
el sabor es dulce como la estevia,
huele descaradamente a tomillo
y en bolsas de 10 gr te la quitan de las manos.
Si por casualidad conoces la planta de la que te hablo
y me quieres escribir ya sabes mi paradero,
somos Gente Lombriz y eso que se alquila ahí es un trastero.
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