El ministro de Energía no quiere entender la locura que supone apostar por la energía nuclear, tan solo porque el lobby del sector le ha presentado un informe-cheque a su nombre, donde se declara que todo está controlado.
Ni María Luisa ni el ministro de Energía quieren entender que las centrales nucleares generan residuos radioactivos con los que nadie quiere abonar su huerto.
Incluso hay científicos que no quieren enterarse.
Sin embargo, en el golfo de Somalia entienden totalmente la gravedad del problema desde que han empezado a aparecer extraños bidones en sus playas que nadie reclama. Y los habitantes de la zona se preguntan alarmados, ¿qué hostias habrá dentro de los bidones? Y, ¿qué clase de gente se dedica a dejar estos regalitos aquí?
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