Sobra energía por todos lados, y aun así...
Y aun así nos hacen creer que necesitamos más. Incluso que necesitamos nuevas formas de energía. Pero ya hay demasiada por todos lados. De día, de noche, adelante, atrás, incluso para la imagen, que decía el anuncio de Cinexín.
Solo en bombillas tocamos a 147 por persona; en pantallas, a 33. En cuanto a dispositivos móviles, ¿para qué hablar? Sobran por todos lados.
Y si hablamos de megawatios, basta con sumar los que generan todas las centrales, entre nucleares, hidroeléctricas, fotovomitoleicas y demás tipos que ni sé cómo se pronuncian.
En cuanto al petróleo, ¿qué decir? Si hay más barriles circulando que barricas de espirituosas.
No amigos, no. Hay que decirlo claro: sobra energía por todos lados, y aun así...
Hay tanta energía que el estrés está por todos lados.
Hay tanta energía que la mayoría se mosquea si te presentas en su casa sin antes haberle puesto un telemensaje.
Hay tanta energía que hasta la pobreza se ha vuelto energética por esta parte del mundo.
Hay tanta energía que hasta la educación tiene que ser 2.0 para serlo (igual ya van por la 3.0 y yo no me he enterado).
Hay tanta energía que puedes hablar tres idiomas y algo de arameo y ser un perfecto analfabeto si no sabes poner un chip en su sitio.
Hay tanta energía que hay quien trabaja de sol a sol y tiene la espalda mejor que muchos que pasan horas delante del ordenador.
Hay tanta energía por todos lados que dan ganas de contar el cuento de la energía, si no fuera por que el poeta ya nos advirtió de que: "La cuna del hombre la mecen con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre... ha inventado todos los cuentos".
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