Cuando ellos contaban 20 años y un día,
tenían ideales por los que estaban dispuestos a chocar contra la realidad,
pero eran tan jóvenes que no se daban cuenta
de que otros los habían inventado para seducirlos.
Cuando nosotros alcanzamos esa edad,
esos mismos ideales se podían comprar en cualquier tienda.
Hemos visto trepar a tantos de aquellos
que corrieron delante de los grises,
que ya nadie puede caminar en línea recta.
Pero basta de reproches,
ni ellos ni nosotros veremos triunfar
la soberanía popular
sobre la soberanía de las instituciones.
Mientras tanto, la catástrofe ecológica se acerca
y solo quedará de nosotros el 99% del ADN
que compartimos con moscas y ratones.
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