miércoles, 28 de septiembre de 2016

¡Ave, árboles!


Los árboles no tienen sueños de grandeza, son la grandeza.

Con cada uno de sus gestos consiguen que el oxígeno
deje de ser un elemento de la tabla periódica
y se convierta en un elemento de la realidad.

En el bosque de Sherwood siempre gozaremos
de más libertad que en el ambiente enrarecido
del parlamento de cualquier monarquía constitucional.

¡Ave, árboles,
los que van a respirar, te saludan!

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