Cada 51.126 años, el supervolcán que hay en los alrededores de Nápoles despierta de la microcombustión interna diaria que le tiene entretenido, liberando a la atmósfera todo el arsenal de sustancias chungas que atesora.
Como consecuencia de tan tremenda violencia desatada, tres cuartas partes del continente europeo, según la dirección del viento, se convierten en ceniza enriquecida al fluor.
La última vez que el bicho se despertó, los resultados fueron tremendatroces. Prácticamente borrón y cuenta nueva. Solo te digo que en la mayor parte del continente se acabó la edad del hielo y la de los neandertales.
Pero no tenemos de qué preocuparnos porque, con un poco de suerte, la velocidad de cepillado de seres vivos y recursos del planeta que lleva la visión antropocéntrica del mundo va a conseguir que, cuando vuelva a explotar, las cenizas caigan sobre un cementerio de esqueletos.
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