atendido por un ejército de mulas, muleros y resineros del lugar
que hacían que el riesgo de incendios fuera mínimo,
que hacían que el riesgo de incendios fuera mínimo,
a pesar de ser el pino un árbol que se inflama fácilmente por la vía rápida.
Lo cierto es que hay un monte de 3.800 hectáreas de pino resinero en perfecto estado de abandono,
desatendido por un ejército de burócratas demócratas
que hacen que el riesgo de incendio sea máximo,
y que cada segundo que el monte pasa sin arder se convierta en un auténtico milagro.
Lo cierto es que habrá 3.800 hectáreas de monte comunal de árboles autóctonos,
donde la tierra estará acolchada.
Un lugar impenetrable para el fuego, donde solo se podrá entrar de hocico.
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