Cuando las palomas mensajeras eran el medio, el mensaje era: calma, hay tiempo.
Cuando el medio es Internet, el mensaje es: rápido, cada nanosegundo es un mundo.
(Calma o inmediatez, ¿qué opción preferimos? No importa, ya han elegido por nosotros.)
Cuando la sal era el medio, el mensaje era: tanta sal tengas, tanta sal podrás intercambiar.
Cuando el dinero es el medio, el mensaje es: tanto tienes, tanto vales.
(No se puede comprar con sal a una persona que tiene una montaña de sal, porque te responde: ¿para qué quiero yo más sal? Pero sí se puede comprar a una persona que tiene una montaña de dinero con más dinero, porque te responde: más, nunca viene mal.)
Cuando las abejas eran el medio de polinización, el mensaje era: viva la naturaleza, que la silviculturas y viene con lo mejor que tiene.
Cuando los polinizadores artificiales desplacen definitivamente a las abejas, el mensaje será: cuando las chubarbas de tus vecinas veas cortar, pon las tuyas en salfumán.
Ya digo, si Marshall es el medio, el mensaje solo puede ser:
esta tarde hemos quedado a tomar un piscolabis casero en el chozo del último cabrero.
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