Durante mucho tiempo no pasó nada realmente contaminante. La buena gente vivía su vida paleolítica en paz, sabiendo perfectamente que quien vive en el paraíso no necesita mucho más que entrarle por el flanco débil al mamut, antes de que él te entre a ti.
Luego se empezó a extender la moda neolítica, con su rollito de que donde esté un buen almacén de excedentes que se quite cualquier paraíso peligroso.
Más tarde, pues eso, que si este excedente es mío y especulo lo que me da la gana con él, y empezó el declive.
Desde entonces, simplemente vamos dando bandazos, y de la contaminación atmosférica pasamos a la contaminación electromagnética de ondas submilimétricas, del tipo 5G y subiendo.
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