Ha llegado a tal punto de euforia colectiva
el tema de poner una casa rural por esta zona
que hasta mi colega Bongo Brother,
que se había juramentado para construir
el mayor botamariafumeiro de la península Ibérica
en unos terrenos que a duras y clandestinas penas se compró,
está pensando en poner una.
Menos mal que en el último momento
le pude convencer de que no,
de que, ya puestos, pusiera dos.
Hay que pillar cacho antes de que el tema
se vaya completamente de madre,
para luego poder afirmar con propiedad:
"Ya decía yo que esto iba a acabar así".
En cualquier caso, en este tema solo se salvan los jabalíes,
que siguen pernoctando en los lugares de costumbre.
martes, 23 de julio de 2019
domingo, 7 de julio de 2019
Fedrick, el relojero suizo más dicharachero de la milla de oro (2ª parte)
Cuando Fedrick vuelve a Suiza en avión
se siente totalmente satisfecho.
No es para menos: ha disparado sin matar a nadie,
no ha dejado por ahí tirado ningún envoltorio del gel energético
que tomaba cada día para aguantar el safari fotográfico
y, por supuesto, no se ha olvidado ningún billete
para que lo encuentre alguno de los trabajadores del hotel,
que por lo visto lo pasan fatal.
Aunque esa es otra historia,
a la que no se debe prestar atención
si uno quiere ser un turista plenamente consciente.
Pero no molestemos más a Fedrick.
Mañana, a las nueve en punto, estará como un clavo,
afeitado y bienoliente, regentando la relojería de moda
en esa milla de oro, que está pidiendo a gritos
un butrón de los buenos, del tipo
sin odio, sin armas, sin sangre.
se siente totalmente satisfecho.
No es para menos: ha disparado sin matar a nadie,
no ha dejado por ahí tirado ningún envoltorio del gel energético
que tomaba cada día para aguantar el safari fotográfico
y, por supuesto, no se ha olvidado ningún billete
para que lo encuentre alguno de los trabajadores del hotel,
que por lo visto lo pasan fatal.
Aunque esa es otra historia,
a la que no se debe prestar atención
si uno quiere ser un turista plenamente consciente.
Pero no molestemos más a Fedrick.
Mañana, a las nueve en punto, estará como un clavo,
afeitado y bienoliente, regentando la relojería de moda
en esa milla de oro, que está pidiendo a gritos
un butrón de los buenos, del tipo
sin odio, sin armas, sin sangre.
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