Nunca fuimos nosotros los que veíamos la televisión,
siempre fue la televisión la que nos veía a nosotros.
No somos nosotros los que navegamos por Internet,
es Internet la que navega por nosotros.
Nosotros no buscamos información en la red,
somos la información.
Skinner tenía razón:
basta con meter a una criatura inocente en una caja chula
para manipularla a tu antojo
tan solo con un cable que parece azul
y otro que de cable solo tiene el color rojo.
domingo, 29 de diciembre de 2019
sábado, 21 de diciembre de 2019
La propiedad contra el pueblo
La vecina habla y gesticula tan convincentemente en medio de la escalera que no hay más remedio que darle la razón, porque, además, la tiene.
Ella es del pueblo y lo ha conocido cuando estaba vivo, cuando no era un parque temático para turistas. La vecina dice que las administraciones se han despreocupado completamente de los pueblos, porque el dinero que invierte en ellos es a fondo perdido y claro, quién se atreve a hacer tal cosa hoy en día cuando todo tiene que ser rentable o desaparecer.
Sin embargo, la vecina calla y no dice que prefiere vender su casa a un pastoso de la capital, que solo la quiere para los fines de semana, fiestas y prejubilaciones de guardar, antes que alquilarla a esa pareja tan entusiasta que se ha venido a vivir al pueblo escapando de la ciudad, dispuesta a empadronarse desde el primer día.
La vecina también dice que no sabe qué va a ser de nosotros, y en eso, también lleva razón.
Ella es del pueblo y lo ha conocido cuando estaba vivo, cuando no era un parque temático para turistas. La vecina dice que las administraciones se han despreocupado completamente de los pueblos, porque el dinero que invierte en ellos es a fondo perdido y claro, quién se atreve a hacer tal cosa hoy en día cuando todo tiene que ser rentable o desaparecer.
Sin embargo, la vecina calla y no dice que prefiere vender su casa a un pastoso de la capital, que solo la quiere para los fines de semana, fiestas y prejubilaciones de guardar, antes que alquilarla a esa pareja tan entusiasta que se ha venido a vivir al pueblo escapando de la ciudad, dispuesta a empadronarse desde el primer día.
La vecina también dice que no sabe qué va a ser de nosotros, y en eso, también lleva razón.
lunes, 9 de diciembre de 2019
La sequía nos está volviendo locos (4ª parte)
El tema del agua, como tantos otros, se aborda desde una perspectiva de pensamiento único, basado en la idea de que el agua es una mercancía más, que debe gestionarse siguiendo la lógica de los negocios.
Este pensamiento único nos obliga a relacionarnos con el agua a través de un contador, un recibo y una cuenta corriente, y cuando surgen los problemas, las soluciones que se aportan siempre son más turbotuberías, másmejor motobombeo y teflón de 5G para que en los empalmes no se pierda ninguna gota del producto acuoso.
Sin embargo, hay otra forma de entender el tema del agua, basada en la idea de que donde hay agua, hay vida,
y donde no la hay, lo llaman el infierno sobre la tierra. Y ante semejante demostración de poder, no queda más remedio que declarar que el agua es gente fuerte.
No podemos tratar al agua como si fuera una mercancía, porque eso nos convierte a nosotros también en mercancía, o si lo prefieres, en consumidores. Gente débil a merced de la Confederación Hidrográfica y su constante demostración de fuerza bruta.
Hoy en día, pensar en el agua como una divinidad puede interpretarse como una maniobra escapista que no aporta ninguna solución, pero pensar que desde la Confederación Hidrográfica va a venir otra cosa que no sea un nuevo contador vía satélite, y que le den al que no pueda pagar la factura, es negarse a ver la realidad.
Por aquí, la sequía nos está volviendo locos, y quizás eso explique que ya no importe si la botella se encuentre vacío-llena o lleno-vacía, sino que esté en tus manos, aunque se la hayas tenido que quitar a un niño, que, por supuesto, tenía la mitad de sed que tú.
Este pensamiento único nos obliga a relacionarnos con el agua a través de un contador, un recibo y una cuenta corriente, y cuando surgen los problemas, las soluciones que se aportan siempre son más turbotuberías, másmejor motobombeo y teflón de 5G para que en los empalmes no se pierda ninguna gota del producto acuoso.
Sin embargo, hay otra forma de entender el tema del agua, basada en la idea de que donde hay agua, hay vida,
y donde no la hay, lo llaman el infierno sobre la tierra. Y ante semejante demostración de poder, no queda más remedio que declarar que el agua es gente fuerte.
No podemos tratar al agua como si fuera una mercancía, porque eso nos convierte a nosotros también en mercancía, o si lo prefieres, en consumidores. Gente débil a merced de la Confederación Hidrográfica y su constante demostración de fuerza bruta.
Hoy en día, pensar en el agua como una divinidad puede interpretarse como una maniobra escapista que no aporta ninguna solución, pero pensar que desde la Confederación Hidrográfica va a venir otra cosa que no sea un nuevo contador vía satélite, y que le den al que no pueda pagar la factura, es negarse a ver la realidad.
Por aquí, la sequía nos está volviendo locos, y quizás eso explique que ya no importe si la botella se encuentre vacío-llena o lleno-vacía, sino que esté en tus manos, aunque se la hayas tenido que quitar a un niño, que, por supuesto, tenía la mitad de sed que tú.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)