Conciencia y violencia
son las dos maneras universales
de afrontar los problemas,
pero, mientras acusamos a la violencia
de utilizar la fuerza para imponer su voluntad,
olvidamos con demasiada frecuencia
que la conciencia también necesita de la fuerza
para convertirse en voluntad.
La conciencia exige en cada momento
que demuestres tu compromiso,
igual que la violencia exige
que cada día demuestres
que no te has pasado al enemigo.
Conciencia y violencia
son los dos caminos que se pueden seguir en la vida.
Uno te lleva a conquistar el mundo,
el otro, a que el mundo te conquiste a ti.
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