Para no sufrir nunca el ataque de las plagas
ten siempre la huerta menos bonita que la del vecino.
Y si no tienes vecino,
de cada dos plantas que pongas
deja la más bonita para los animales
y quédate con la más fértil para ti.
No es ningún secreto, en realidad.
Es el daca de toda la vida para luego poder tomar,
el arte milenario de no coger todos los huevos del nido.
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