14 cuatreros se adentraron en una llanura árida huyendo de un atraco que había salido de aquella manera, y en menos de 12 horas estaban sufriendo síntomas de deshidratación.
Entonces, de casualidad, se encontraron con un pastor que deambulaba por la llanura junto a unos pocos animales. Los cuatreros pensaron que se habían salvado, que se comerían los animales, se beberían el agua del pastor y le obligarían por la fuerza a guiarles para salir de la llanura árida. Pero no fue así...
Buenas noches, muchachos, dijo el pastor. Lo que tengo en el plato, las alforjas y la cantimplora lo podemos compartir, pero como toquéis a los animales nunca saldréis vivos de la llanura. La sed os devorará, a menos que sepáis el camino del agua. Aquí todos tenemos hambre y sed. Los animales, vosotros y yo. Aquí no vais a conseguir nada con la amenaza de las armas. Solo quien conoce el camino puede amenazar. Si me disparáis, sería como dispararos a vosotros mismos.
Aunque los cuatreros tenían unas ganas tremendas de comer y beber, las palabras del pastor y la dura experiencia de las pocas horas pasadas en la llanura les habían convencido de que sin ayuda nunca saldrían vivos de allí.
Pero, desmontad muchachos. Descansad lo que podáis de las fatigas del sol. Tumbaos por ahí, que os voy a pasar un poco de piedra de sal para que la vayáis chupando despacito.
A la mañana siguiente los cuatreros se levantaron en silencio, y en seguida se pusieron detrás del pastor en una fila india muy bien hecha.
Muy bien, muchachos, decía el pastor. Así, así, perfil bajo y ánimo, que ya queda menos.
Y así continuaron durante tres días hasta llegar a una zona donde la vegetación empezaba a ser más abundante.
Bueno, muchachos, podéis seguir en esa dirección y mañana habréis salido de la llanura, dijo el pastor.
Gracias, de verdad, de corazón, decían los cuatrerillos.
Nada, os habéis portado como corderitos. Sois buenos muchachos en realidad.
Y los cuatreros se fueron y nunca más se volvió a saber de ellos, y el pastor también se fue a seguir con su vida en la llanura árida donde nada le amenaza.
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