sábado, 19 de marzo de 2022

El bosque de Serwood

 

Se presta demasiada atención a Robin Hood y demasiado poca al bosque de Sherwood. Sin embargo, sin el bosque no existiría Robin Hood.

Robin fue expulsado de la ciudad de Nottingham por el sheriff a golpe de latigazos, y no tuvo más remedio que refugiarse en el bosque con el rabo entre las piernas.

Fue el bosque quien le dio cobijo y fue en el bosque donde pudo descansar hasta rehacerse de la somanta.

Fue en el bosque donde perfeccionó el tiro con arco, el mandoble de espada y la patada certera a la barbilla de su oponente.

Fue en el bosque donde reunió a su banda y donde perpetró sus asaltos más exitosos.

Fue en el bosque donde aprendió a repartir el botín entre iguales.

Fue el bosque el que creó al auténtico Robin Hood, y sin embargo, se presta más atención a la historia del bandido que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, que al bosque necesario para que tal historia pudiese ocurrir.

lunes, 14 de marzo de 2022

La necesidad, la virtud y la felicidad, por este orden

 

Los aranitas habitaron durante 2000 años en una isla perdida en el Atlántico norte, antes de que la isla se convirtiera definitivamente en una trampa para turistas.

Dicen que su vida era húmeda y fatigosa, pero esa no es toda la verdad. 

La verdad es que los aranitas llevaban una vida húmeda y fatigosa, pero también feliz.

Por supuesto, había conflictos entre los aranitas, pero se tentaban hasta trece veces las chubarbas antes de lanzarse a por las chubarbas del vecino, porque las dificultades que les imponían las inclemencias de la naturaleza eran tantas que prescindir del vecino significaba prescindir de sí mismo. De ahí que a la decimotercera mesada, terminaban por aceptar que mejor pelillos a la tremenda tempestad de costumbre. Por eso eran felices, porque hacían de la necesidad, virtud.



sábado, 12 de marzo de 2022

Hay brazos de sobra para apagar los incendios

 

Arde el monte cuando llega el verano.

Aunque haya brazos de sobra, la Junta no quiere ceder la propiedad de los montes a esos brazos que podrían apagarlo.

La Junta prefiera ceder la gestión del monte a una empresa privada y que todo el asunto siga una lógica empresarial, con un contrato de por medio donde se diga claramente cuánto se lleva un parte, cuánto se lleva la otra y, muy de pasada, cuánto me llevo yo.

Y cuando llega un nuevo verano, llega un nuevo incendio con él.

Hay brazos de sobra, como siempre los hubo, para apagar un incendio de un monte que es de la gente, pero nunca habrá medios para apagar un incendio de un monte que, cuando está ardiendo, también está dando dividendos.

domingo, 6 de marzo de 2022

Procuro no podar las olivas

 

Procuro no podar las olivas, 

para que las olivas no me poden a mí.

Parece que no, pero es así.


Como la leña, que parece una,

pero tres veces calienta.