Eulogio de la flora intestinal y del bosque tropical

 

No hace mucho tiempo, en plena selvísima de lo más recóndito de la Amazonía, descubrieron una tribu que todavía no había efectuado el contacto aliens con nos, la civilización. El caso es que, nada más cubicarlos, les hicieron unos chequeos médicos, por si acaso cualquiera de las dos partes resultaba nefasta para la otra. Sin embargo, no solo no encontraron patógenos extraños en los selvícolas, sino que descubrieron que tenían una flora intestinal con más minerales que la tabla periódica de los minerales, y en una relación tal que unos potenciaban a otros.

Los médicos fliparon, como si no pudieran comprender que lo que la civilización da en forma de sistema sanitario, la civilización lo quita del sistema bacteriano.

Al día siguiente, salió la noticia en la prensa con una foto que recogía el momento de la maniobra sanitaria, en la que se apreciaba claramente quién era el humano, porque iba en taparrabos, y quién era el alienígena, porque iba embutido en una traje NBQ.

Wim Mertens Beethovenen mailan dago

 

Vino uno muy famoso y dijo:

-Lázaro, levántate y anda.

Y no hubo manera.

Luego vino Wim Mertens y empezó a tocar.

Entonces sí. Entonces me levanté

y empecé a volar.

La paz, el trébede y la gloria

 

Yo no digo que esté preparado para trabajar en el Tribunal Constitucional ayudando como el que más a resolver los casos que le van llegando. Ahora bien, si de lo que se trata es de bloquear el funcionamiento del Alto Tribunal, creo que en seis meses podría hacerlo con normalidad. Creo que todos, si ponemos lo mejor de nuestra parte, podríamos jugar al bloquebloqueo institucional con desenvoltura.

Pero dejemos el apasionante mundo del Derecho para otro día. Suenan las campana de la villa, tocando a reunión en la plaza. Hay un paisano que lleva varios días bloqueando el paso del riego a su favor y, en cuanto le tengamos rodeado, ese bloquebloqueo se va a acabar, a ver si se entera de una vez de la vaina, que se lo estamos diciendo por las buenas.

Luego, con la satisfacción del deber cumplido, todo el mundo se va a su cuevícula a descansar. Y aquí paz y mañana por la mañana en el trébede, gloria.

Esos pisos y esa vecindad.

 

Yo vivo en el 2º B, y él vive en el 2º A.

Yo sé cosas de su intimidad que nunca me contaría, pero que me han llegado a través de la pared de papel que nos separa-une. Por la misma razón, imagino que él también sabe cosas de mí.

Yo sé, por ejemplo, que hoy se ha tenido que poner los azules porque los verdes, joder, estaban en la lavadora. Y él sabe, la hostia, que hoy me he tenido que tomar el café sin azúcar.

Los dos sabemos cosas que no deberíamos saber y quizás por eso, cuando esta mañana nos hemos cruzado en la escalera, hemos sido totalmente sinceros el uno con el otro. Es decir, el me ha dicho que le encantan todos los colores y yo, que me entusiasma desayunar café solo, sin azúcar.

Mejor conjugar el verbo sembrar

 

Yo puedo cortar un árbol.

El árbol no puede cortarme a mí.

Sin embargo, no puedo cortar un árbol

sin cortar una parte de mí.

Mejor conjugar el verbo sembrar.

Yo puedo sembrar un árbol.

El árbol no puede sembrarme a mí.

Sin embargo, si siembro un árbol,

también siembro para mí.