Esa peluquería canina es muy chula. Desde que la frecuento parezco menos chucho de lo que soy en realidad.
Esa heladería artesana es muy mala. Antes de chupar sus helados en mejor besar a una rana.
Esa tienda textil tiene una trastienda curiosa, ni es legal ni es gran cosa. Pero, a veces el dueño te ha vendido 20 euros de mercancía y sales de allí con una gran sonrisa y un par de calcetines de 7 euros, que te deja a 6.
Esa panadería bollería ha perdido mucho desde que se jubiló el hombre que hacía las famosas palmeritas de chocolate. La pareja que ha tomado el relevo no se entera de nada. Están totalmente dormidos, y así les vamos a dejar.
Sin embargo, la panadería bollería que está más arriba ha ganado mucho desde que la hija tomó el relevo de los padres. Últimamente voy a menudo a por una barra gallega, que terminan de manera muy picuda a ambos extremos de la figura.
Ese taller de reparación de maquinaria forestal no ha cambiado nada en los últimos 29 años. Quizás por eso sigue teniendo tanta clientela.
Esas puertas de garajes con cajas de frutas presentes son lo mejor. ¡Qué buena pinta tiene todo, jefe! ¿A cuánto el kilo de estas?... Vale, ponme kilo cien.
Luego, siguiendo en esa dirección se llega a un punto que llaman el final del pueblo, o el principio, si vienes de parte del otro sentido.
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