Como me dedico a la chatarra en cuanto puedo, cuanta más deje la gente tirada por ahí, más mejor para mí.
No digo que esté bien. Digo que llevamos un estilo de vida que nos desborda de chatarra, con la que hacemos nuevos objetos que igualmente acaban por ahí tirados.
Yo he visto montañas de chatarra solo de lavadoras, que por muy poco dinero podrían cubrir las necesidades de un pueblo entero. Y, sin embargo, a la semana siguiente, la criatura sigue creciendo.
Ya no tengo lavadora. Ahora voy a la lavandería seis veces al año, y el resto de los días en la fuente voy tirando.
Algunos dicen que hay mejores opciones. Yo me callo mientras les desocupo un desván que tienen a reventar y con el que me puedo sacar 38 pavos; 43, si el cuadro de la bici que va a tirar es de aluminio.
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