Los trabajadores de la funeraria estaban en la puerta del tanatorio disfrutando de un momento de relax antes de que empezara el mojete. Quizás estaban comentando alguna jugada graciosa que aconteció en su última actuación, como si el muerto les hubiera contado un chiste, porque no creo que fuese el jefe.
Sin embargo, solo media hora después, eran ellos los que tenían cara de muertos, metidos en la vorágine del curro, en un día que parecía tranquilo, pero resultó que no.
La muerte siempre cumple la cita que tiene con nosotros y ante tal verdad, en vez de tranquilizarnos nos desconcertamos, como si fuésemos cacharros que cuando se rompen, se tiran y contaminan.
Sin embargo, no somos cosas, somos seres vivos y cuando caemos, resurgimos con las plantas para darlo todo en la fiesta de la primavera.
P.D. No es en Halloween cuando los muertos vuelven a la vida, es cualquier día de la primavera.
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