jueves, 12 de septiembre de 2024

Nuevas tendencias agrícolas

 

Yo creía que mi vecino era el límite del colmo, solo porque practicaba la agricultura de plantar y olvidar. Es decir, plantaba árboles en la finca y luego se desentendía completamente de ellos. Pero, mira por dónde, desde la llegada de un nuevo vecino, al que vendió la finca, le tengo por una persona cabal.

Solo digo que el nuevo vecino, directamente, quiere talar olivas centenarias y no plantar nada nuevo para no tener que mantener nada. Por lo visto, ha comprado la finca para construir tres bungalowcillos y alquilárselos a teletrabajadores de los que pagan bien y luego pasan al olvido.

Por mi parte, solo puedo decir que sigo regando con un botellín las plantas de la huerta, donde vive un sapo enorme, que se bebe la cerveza que pongo como trampa para las babosas, y luego, con la tostada, pasa de ellas.

martes, 3 de septiembre de 2024

El milagro del agua

 

Mi vecino tiene abundante agua en su finca. Yo no tengo agua en la que ni siquiera es mía.

Él riega tirando de manguera mientras canta La Traviata. Yo riego con un botellín de cerveza, del que echo dos a primerísima hora de la mañana a cada planta, atento a no pasarme para que ninguna se quede sin su bebida preferida.

Él no se puede cortar y encharca la huerta. La abundancia le hace bajar la guardia. Yo acolcho la tierra para retener humedad y protegerla del sol. No me queda otra que hacer de la necesidad, virtud.

Para él, la cosecha siempre es buena o mala. Para mí, siempre es un milagro.