Yo conocía a Florián Fadrián de cuando iba por los pueblos en los días de fiestas, con un puesto ambulante de sardinas de monte que preparaba exquisitamente al ajillo. Coincidí con él en muchas ocasiones y muchas noches unos cuantos acabábamos en su puesto, degustando hasta altas horas de la madrugada la especialidad de la casa.
Luego le perdí la pista, hasta que una tarde le vi en televisión. Se había convertido en un cocinero famoso porque se metía en la cocina embutido en un traje NBQ a cocinar con soplete de carburo puro.
Sin embargo, tengo la impresión de que cualquier día me lo volveré a encontrar, que la moda de la comida alienígena va a pasar más temprano que tarde y el bueno de Florián volverá a echarse a la carretera con un puesto ambulante, esta vez, para variar, de conejos de mar también exquisitamente preparados al ajillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario